¿Todas las personas con diabetes reaccionan de la misma manera ante la enfermedad?
La reacción de las personas cuando reciben la noticia de que tienen una enfermedad como la diabetes, es diferente de unas a otras.
Para cada individuo, la enfermedad va a significar algo distinto, y estas diferencias pueden ser explicadas por factores como: la edad de aparición, la historia previa de otras enfermedades, el conocer a otras personas con diabetes el estatus social, el nivel cultural, la estructura familiar, características de personalidad, etc.
Al ser un trastorno crónico la forma de pensar de la persona, su manera de afrontar las dificultades y el modo de comportarse ante los demás son de vital importancia para conseguir el mejor control.
El proceso de adaptación a la enfermedad se produce a través de diferentes fases:
- Negación (“se han equivocado, yo no soy diabético/a”, “me voy a curar”...).
- Rebeldía o ira (“¿Por qué me ha tocado a mí?”), a menudo asociado a la búsqueda de un culpable externo.
- Negociación (“Tengo diabetes pero no voy a ponerme insulina”).
- Depresión (“Tendré complicaciones”, “No seré como antes”...).
- Adaptación (“Perderé los kilos que me sobran, me encontraré más ágil y además bajará el colesterol”).
Algunos de estos pensamientos aparecen con más frecuencia al inicio de la enfermedad, otros más adelante, y pueden aparecer varios a la vez o de forma aislada. En todo caso, es importante darse cuenta de cuándo se presentan, y qué se puede hacer para ayudar a superarlos. Las estrategias más importantes son la información y la comunicación.
¿Es normal tener miedo por tener diabetes?
- Es normal tener miedo, ansiedad o estar deprimido en algún momento de la enfermedad.
- El diagnóstico de diabetes y los tratamientos, sobre todo el tener que administrase insulina, suponen una interrupción en la vida cotidiana y generan una gran incertidumbre con respecto al futuro.
- El miedo a las complicaciones y las falsas creencias que la sociedad tiene sobre lo que significa vivir con diabetes, hacen que estas reacciones de miedo y ansiedad sean normales.
- Los sentimientos de tristeza y decaimiento, suelen estar relacionados no sólo con la vivencia de la enfermedad, sino también con las creencias que cada uno tenga sobre lo que significa la diabetes.
- Las sensaciones de tensión, ansiedad, angustia, inquietud y las dificultades para dormir suelen relacionarse con la percepción de amenaza y la incertidumbre.
- Hablar sobre ello puede ayudar a superarlo.
¿Qué puedo hacer para aceptar que tengo diabetes?
- Adquirir conocimientos sobre cómo manejar el plan terapéutico de la diabetes. El conocimiento es el primer paso para conseguir habilidades propias para controlarla. Le permitirá identificar los síntomas y adaptar lo más posible el control de la enfermedad a su forma de vida habitual: qué ejercicio le viene mejor, cómo ajustar la dieta a sus preferencias, etc. Por otro lado, si adquiere habilidades de manejo de la enfermedad, esto le producirá un aumento de la sensación de seguridad y también de autoestima. Participe en las decisiones sobre los tratamientos. Confíe en los y las profesionales sanitarios/ as que atienden su caso.
- La comunicación, como en cualquier otra situación adversa, es un apoyo fundamental. Algunas personas no quieren que los demás conozcan su enfermedad, pero para otras el hecho de haberlo comunicado les ha favorecido las relaciones sociales. La persona que empieza en la diabetes encontrará una gran ayuda para superar sus angustias y dificultades en la comunicación de las mismas a sus familiares y amigos/as. Vaya expresando poco a poco sus emociones, no espere a estallar, muestre su malestar, rabia, tristeza cuando todavía no sea muy intensa. Demasiado autocontrol puede ser contraproducente, porque al final puede acabar explotando de forma más descontrolada.
- Practique actividades de ocio que le agraden. Puede hacer las que le gustan de siempre o encontrar otras nuevas: en casa o al aire libre, solo o acompañado, actividades manuales o a través de Internet, etc. Mantener sus relaciones familiares, sociales y con los amigos es muy beneficioso, restringir su actividad social puede llevarle a un estado de aislamiento que psicológicamente le perjudique.
- Aprender a decir "NO". Es sabido que muchas situaciones sociales (reuniones, celebraciones, fiestas, etc.) van en contra del mantenimiento del buen control, pero la persona con diabetes tiene que aprender a afrontar esos momentos sin poner en riesgo su propia salud. Y buscar nuevas y sanas formas de relacionarse y divertirse en esos ambientes es muy importante. La percepción que tengan los demás de la persona con diabetes está relacionada con el conocimiento que tengan éstas de la diabetes, y eso está en su mano mejorarlo.
- Marcarse objetivos realistas, sin establecer control obsesivo sobre las pautas de tratamiento. No todo el mundo es capaz de realizar todas las cosas igual, sea sincero con usted mismo y pida ayuda al equipo sanitario que se encarga de su cuidado para que le ayuden a marcar sus propios objetivos.
- Disfrute de lo positivo que pueda haber en cada momento. Viva el aquí y el ahora, no se lo pierda por estar todo el rato pensando en qué puede pasar, qué complicaciones puedo tener. Eso no significa que tenga que olvidarse de la enfermedad. Aprenda a convivir con ella y a la vez viva el presente.
- Creer en su capacidad de controlar la situación, es decir, el convencimiento de que las cosas suceden dependiendo de lo que uno haga. Mejore su autoestima, las personas somos capaces de hacer la mayoría de las cosas que nos proponemos con la ayuda externa de la familia y/o el equipo sanitario.
- Aprender a mantener un nivel bajo o moderado de estrés. Hoy en día existen técnicas eficaces para reducir el estrés como son la relajación muscular, la respiración profunda, el aprendizaje de toma de decisiones y resolución de problemas, etc.
Estas técnicas son fáciles de aprender y sencillas de aplicar, y puede utilizarlas en múltiples situaciones sin más medios que el conocimiento de las mismas y un poco de práctica. Y si lo necesita, consulte a un profesional sanitario experto o psicólogo/a.